Hace un par de fines de semana, reviví viejos tiempos.... y que buenos tiempos....
Resulta que unos compadres se reunieron para revivir (creo que es la mejor palabra) viejos tiempos musicales.
Corría el año de 1998 (MADRES...) cuando descubrí un lugarcito, pequeño, oscuro, íntimo, donde un cuarteto de cuatro se refinaba canciones que más tarde se popularizaron con el nombre de trova. En ese entonces, yo apenas conocía unas 5 o 6 canciones del repertorio... pero me gustó. Tanto me gusto que un año después formaba parte del mobiliario del lugar. Y unos meses más tarde, hasta mesereaba cuando se juntaba la chamba. Ahí conocí a don Panchito y a Odina, y tiempo después empezamos una amistad que dura hasta la fecha. Y de la amistad con Panchito, conocí al buen Vítor, cuya amistad también tengo el privilegio de conservar.
El caso, es que muchos muchos años después (híjole, mis canas....) decidieron estos muchachones reencontrarse para tocar una nochecita y revivir viejas melodías, momentos que, por lo menos para mi, forman parte de una época grabada en mi corazón. Si bien faltaban algunas personas, estaban otras que me sorprendieron con su presencia (y que venían de harto lejos).
Muchas gracias a todos los que hicieron posible este breve pero sublime regreso al pasado. Tanto a los que estaban encima del escenario, como a las caras conocidas de las mesas vecinas, y por supuesto, a los de la mesa propia. Gracias hartas.
Resulta que unos compadres se reunieron para revivir (creo que es la mejor palabra) viejos tiempos musicales.
Corría el año de 1998 (MADRES...) cuando descubrí un lugarcito, pequeño, oscuro, íntimo, donde un cuarteto de cuatro se refinaba canciones que más tarde se popularizaron con el nombre de trova. En ese entonces, yo apenas conocía unas 5 o 6 canciones del repertorio... pero me gustó. Tanto me gusto que un año después formaba parte del mobiliario del lugar. Y unos meses más tarde, hasta mesereaba cuando se juntaba la chamba. Ahí conocí a don Panchito y a Odina, y tiempo después empezamos una amistad que dura hasta la fecha. Y de la amistad con Panchito, conocí al buen Vítor, cuya amistad también tengo el privilegio de conservar.
El caso, es que muchos muchos años después (híjole, mis canas....) decidieron estos muchachones reencontrarse para tocar una nochecita y revivir viejas melodías, momentos que, por lo menos para mi, forman parte de una época grabada en mi corazón. Si bien faltaban algunas personas, estaban otras que me sorprendieron con su presencia (y que venían de harto lejos).
Muchas gracias a todos los que hicieron posible este breve pero sublime regreso al pasado. Tanto a los que estaban encima del escenario, como a las caras conocidas de las mesas vecinas, y por supuesto, a los de la mesa propia. Gracias hartas.
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3 comentarios:
Y no mesereaste?
No pq no era su bar... si no igual y si me hubiera tocado.... Aunque uno de los tipines que tocaban si le dijo a Susana (una ex-mesera) que le trajera una chela... Por lo tanto, me salvé
Lo que sí, es que bailó coreografeadamente (existe la palabra?) una rola que creo compuso un cardiólogo que de clóset es troveeeeero, troveeeeeero!...
Y mi querido Carlos, el privilegio es también mío.
De nadas otras tantas.
PD. (con voz aguarrientosalitrosuperonca): ¡Que viva el metaaaaal! jajajaja!
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