sábado, 21 de marzo de 2009

10 things about.... memories....

Hay cosas que nos marcan la vida, y que recordamos aún con el pasar del tiempo y el llegar del Alzheimer. Obviamente son miles y miles (si no fuera así, que triste). Así que elegir 10 está en chino, pero bueno, como dirían los mercadólogos, ahí les va mi top of mind. Muchas cosas son, digamos que muy españolas, jejeje... lo que tiene haber vivido los primeros años de conciencia por allá, pero en fin...

1.- Va a sonar muy Proust... pero.... el olor en las mañanas de vacaciones en casa de mi abuela, las magdalenas y el chocolate, ese olor entre harina y cítrico y el olor a cacao caliente... digo... a mi ese recuerdo no me lleva a escribir libros de miles de páginas... pero si me lleva a un sitio de tranquilidad.
2.- Mi primer sobredosis de Palotes de fresa y de polos de coca cola y limón. Ahí comprendí que el dulce en exceso provoca una sed infernal en la noche... y que demasiado frio... un dolor insoportable de garganta al día siguiente. Quizás esta última no hubiese sido tan memorable si no hubiera tenido que hacer un viaje de 12 horas en avión ese día, y además, no hubiese sido mi cumpleaños. Sin duda, el peor que he tenido.
3.- No soy gay.... pero recuerdo la canción del Happy Birthday de los New Kids on the Block que ponían todas las mañanas en 97.7 y que escuchaba cuando iba a la secundaria.
4.- Tengo la imagen intacta del primer día de la prepa, pero no de la escuela, sino del ritual de preparación en mi casa refinándome el casette de The Carpenters en mi walkman. Ese (ahora) disco, me recuerda mucho ese momento.
5.- La primera vez que me subi a una bicicleta, y me bajé de ella pero no por propia voluntad. La segunda vez fue ya mejor... no me bajé, sólo me frené con una pared.
6.- La primera vez que vi nevar. Y claro... al día siguiente mi primer intento por esquiar involuntariamente y de nalgas en el hielo.
7.- El olor de las papelerias en España. Una mezcla entre papel, nuevo, tinta, y golosinas.... Creo que podría vivir un buen tiempo dentro de una. (Hasta que se acabaran las porquerías pa comer).
8.- Mi primer cruda de cigarro..... HORRIBLE.... No conozco las de alcohol... pero las de cigarro son horribles.
9.- Mi primer compu.... fue en la universidad (ya estaba grandecito) pero yo sentía que era el ser más moderno del universo. Ese día finjí estar enfermo para no ir a clase :D (Y eso me recuerda también la compu de mi primo, que cargabas los programas con casettes.... Los metias en una especie de walkman, hacía ruidos de modem y listo... después de varios minutos tenías un juego cargado)
y 10.- Un partido de fútbol en el estadio. No fue la primera vez, por que eso fue muy chavito y ni me acuerdo, pero ya más grande(con uso de razón), ir subiendo las escaleras y ver a toda esa gente, el pasto, el ruido, es también uno de los momentos que más recuerdo de mi vida.

jueves, 19 de marzo de 2009

Reviviendo fantasmas con Melquiades....

Hace un par de fines de semana, reviví viejos tiempos.... y que buenos tiempos....

Resulta que unos compadres se reunieron para revivir (creo que es la mejor palabra) viejos tiempos musicales.

Corría el año de 1998 (MADRES...) cuando descubrí un lugarcito, pequeño, oscuro, íntimo, donde un cuarteto de cuatro se refinaba canciones que más tarde se popularizaron con el nombre de trova. En ese entonces, yo apenas conocía unas 5 o 6 canciones del repertorio... pero me gustó. Tanto me gusto que un año después formaba parte del mobiliario del lugar. Y unos meses más tarde, hasta mesereaba cuando se juntaba la chamba. Ahí conocí a don Panchito y a Odina, y tiempo después empezamos una amistad que dura hasta la fecha. Y de la amistad con Panchito, conocí al buen Vítor, cuya amistad también tengo el privilegio de conservar.

El caso, es que muchos muchos años después (híjole, mis canas....) decidieron estos muchachones reencontrarse para tocar una nochecita y revivir viejas melodías, momentos que, por lo menos para mi, forman parte de una época grabada en mi corazón. Si bien faltaban algunas personas, estaban otras que me sorprendieron con su presencia (y que venían de harto lejos).

Muchas gracias a todos los que hicieron posible este breve pero sublime regreso al pasado. Tanto a los que estaban encima del escenario, como a las caras conocidas de las mesas vecinas, y por supuesto, a los de la mesa propia. Gracias hartas.